El pais del Sol Naciente

Desde siempre tuve como gran objetivo visitar Japon. Seria en teoria el gran viaje de mi vida, el que cerrara una etapa de mi vida tanto como abriera otra. Pero como ultimamente llevo muchos viajes, decidimos quitarle trascendencia, que este fuera un viaje mas pensando en aprovechar la vida mientras haya oportunidades, que luego llegan las sorpresas, los cambios y antes de que te des cuenta, no se puede.

Dudabamos entre Vietnam y Japon pero al final se impusieron las ganas de niponismo.

 

Asi, durante el verano de 2013, reanudamos la rutina habitual de los autoorganizadores de viajes mochileros que somos. Miramos precios, leimos como siempre todo el fantastico caudal de informacion que hay en Internet, divagamos, comparamos, teorizamos, desaprovechamos alguna oferta buena hasta que se nos acabo la paciencia y compramos los billetes a Tokyo.

 

Aeroflot sería nuestra aerolinea de transporte, el precio era suficientemente bueno para que no nos desanimaramos por las criticas leidas en internete. No van a ser peor que las compañías de bandera española. Y no lo fue.

 

El viaje propiamente dicho comenzo un sabado de octubre soleado y fresco en Madrid. Reunion de buenos amigos, noche en Madrid larga, o corta segun se mire. Con cara de extras de “The Walking Dead” nos levantamos de camino del aeropuerto, cada vez más temprano para asegurar mi tranquilidad mental.

 

El despilfarro de tiempo habitual en el aeropuerto de Barajas, un vuelo normal y corriente, comida buena para ser un avion, destacaria incluso el salmon sorprendentemente sabroso y las azafatas tan antipaticas y secas como un bocadillo de arena. Mas pérdida de tiempo en Moscú y otro muy largo vuelo hasta Tokyo.

 

Llegamos en la mañana de un lunes anónimo de octubre. Esto es Japón, el primerísimo mundo y se nota en cuanto posas pie a tierra. Se ve en la claridad de la información, en el tránsito fácil por inmigración, en la educación de todo el personal, en la facilidad con la cual penamos todo el proceso para acabar saliendo a la luminosa terminal del aeropuerto de Narita.

 

Cambiamos dinero, nos sale mucho mas rentable que en España, ponemos relojes en hora, buscamos billetes al centro en autobus por ser lo más economico y seguimos sorprendiendonos de la educación y del nivel de atención al detalle que muestran en este pais.

 

En el autobus pego los ojos al cristal para absorber toda la magia posible del pais. No es para tanto, los campos de arroz son como los de Nepal, muchas edificaciones me saben a América, noto un cierto toque conocido, todo es moderno y notablemente actual. Fácil, sencillo, simple, insipido. Tiene particularidades por supuesto, las estructuras civiles son a todas luces macizas y estables, preparadas contra terremotos y desastres naturales, el espacio está aprovechado intensamente y hay muy pocas rotondas.

 

Entrar a Tokyo es sumergirnos en un mar de edificios de cemento y cristal, circulando por una cinta de asfalto que serpentea por encima de la ciudad.

 

Nadie nos dijo que en Tokyo hay canales por todas partes. Y autopistas. Y autopistas que corren por encima de canales. Edificios altos por todas partes. Mucho trafico, viviendas a puro pie de la autopista, todo apretado, empacado en el escaso espacio que parecen disponer.

 

El autobus nos deja al lado de la estacion central de Tokyo. La atravesamos y parece mentira la inmensa cantidad de gente que desfila por los subterraneos. El sonido es igual a cuando en un concierto de musica tradicional en un bar o teatro de suelo de madera el publico arranca a acompañar un tema con los pies y es posible percibir el latido de la musica. En este caso lo que suena el inmenso caudal de gente que circula en un abrumador silencio por los innumerables pasillos de este cubil marcando un rimo sin musica. Y hoy es festivo, con lo cual no hay tanta gente como seria de esperar.

 

Cambiamos los billetes del JRPass y ya comprobamos que el ingles de estos señores de ojos rasgados rechina bastante. Tambien rechina el tema de la meteorologia. Buscamos información y nos hablan de un tifon proximo que a los naturales del pais les tiene del todo tranquilos pero a nosotros nos preocupa un poco bastante.

 

El hotel Villa Fontaine Otemachi está a una tirada corta caminando de la estacion central, apenas 15min. Nos reciben con una amplia sonrisa, toda amabilidad pero inflexibles, hasta las 3 no nos dejan acceder a la habitacion asi que nos tiramos a dar vueltas al barrio, buscando para comer. Una manzana por encima el hotel hay toda una calle peatonal llena de locales de restauracion. Cogemos entre risas e ilusiones un restaurante automatizado de sushi circulante, con un trenecillo que sirve las comandas a la mesa, una pantalla tactil por sitio y 3 camareros para atender 20 plazas. No hacemos más que sorprendernos, reirnos y comer por 4 duros.

 

El hotel esta muy bien, actual, situado en una zona tranquila, la habitacion chiquitita con un baño hipermoderno. Conforme pase el viaje veremos que esta seria de las mas grandes... Tomamos plaza y volvemos a salir a la calle para hacer lo que hemos venido a hacer, turismo.

 

El area de Kanda es hipermoderna, llena de oficinas. Rascacielos, algun centro comercial y pocas tiendas normales. En la espalda del hotel esta el palacio imperial. Cuando nos acercamos ya está cerrado el palacio y el parque anexo asi que nos toca dar vueltas como los deportistas que estan corriendo alrededor del parque. Supongo que no es casualidad que absolutamente todo el mundo corra en el mismo sentido.

 

Procedemos a deambular sin mucho criterio pero con rumbo estimado hacia Akihabara. Este barrio excesivo se revela como una feria frenopática, llena de color y las luces atronando, abrumando hasta a los que como nosotros distamos mucho de ser fanaticos del anime y de la electronica de consumo pero nos vale estar alli, entre tanta chica disfrazada de criada sexy y parafernalia luminosa. Con todo tipo de colores, olores y sabores extraños a pie de calle para unos recien llegados como nosotros. Aunque no sea apto para hipersensibles.

 

Estoy contento de estar aqui y me siento tan civico que encuentro una cartera y la devuelvo. Acabo de pasar unas horas en este pais y ya soy otro...

 

Visitamos uno de esos antros infernales que son los Patchinkos, que superan en todo a un infierno para novatos, llenos de humo, ruidos, pantallas destelleando. No encuentro sentido al juego tan simple de ver caer bolitas con una pantalla de television mostrando pseudoimagenes manga...

 

Ya con eso nos volvemos al hotel que tantas horas de viaje, jetlag y estres nos tienen bastante disminuidos.



Hotel Villa Fontaine Otemachi:56€, altamente recomendable, muy bien situado, buen desayuno, economico, comodo.

 

2º dia Tokyo


El sueño ha sido profundo, cercano al desmayo pero madrugamos para ir al mercado de Tsukiyi.

Lo de madrugar como siempre es relativo.

 

El mercado es simplemente eso, un mercado de pescado pero en dimensiones mayusculas, una rula gigantesca donde ver todo tipo de pescados, más o menos raros, mas o menos grandes, de los que reconocemos a unos pocos, el resto nos llevan a sorpresa. Paseamos por el mercado en un vuelo rasante deambulando sin rumbo hasta volver al punto donde comenzamos la visita. Prescindimos de la turistada de comer sushi en el mercado y de ahí nos acercamos al teatro Kabuki, pero pese a llegar con casi una hora de adelanto hay una cola inmensa y ya nos aseguran que no va a haber plaza para las dos proximas funciones. Seguimos como siempre a nuestro ritmo paseando hacia Ginza. la tipica zona pija llena de tiendas de precios excesivos que hay en todas las ciudades. Mientras vagamos sin rumbo empieza a caer una lluvia, fina en principio que hace que nos refugiemos en la tienda Sony. Un mal calculo de la conversion de moneda hace que nos planteemos comprar la tienda entera. Sorprendentemente en un ataque de cordura poco frecuente, repasamos los calculos y nos vamos como vinimos.

 

En la calle la lluvia pasa a ser constante y cansina, las primeras señales del tifon que estaba anunciado y que nos tiene un poco atemorizados. Asi que nos subimos al metro de nuevo, con algunos problemillas de orientacion y nos vamos a Shibuya.

 

El cruce, por tanta lluvia, se ve un poco disminuido y nos suena conocido por ser localizacion de unas cuantas peliculas famosas. Comenzamos a deambular por los alrededores, dejandonos llevar por los colores mientras aumenta la fuerza de la lluvia. Comemos en un CoCoCurry arroz con curry y carne insipida que bien pasaria por ser croquetas de atun o palitos de lentejas.

 

Otra inmersion en la lluvia que arrecia, vamos buscando las esquinas y los soportales donde atecharnos, hacemos nuestra primera incursion en una sala de juegos cabalgando cerditos alocados y continuamos paseando el barrio saltando de tienda en tienda para descansar de esta lluvia incesante. Desde el Starbucks y desde la estacion observamos un ratito mas el famoso cruce pero el agua desluce demasiado el ambiente habitual.

 

De Shibuya pegamos un saltito a Shinjuku. Esta megalomana estacion, excesiva y espectacular, me cautiva por su nivel de organizacion y por la inmensa cantidad de gente que circula. Nos es posible acercarnos hasta la Metropolitan Tower por soportales, a resguardo de la inmensa tormenta. Como era de esperar, desde lo alto de las torres no se ve ni para cantar. La niebla cubre la ciudad, borrando los limites, sumergiendo las luces en una manta opaca. Al bajar en el ascensor me doy cuenta de que he olvidado el paraguas y cuando llego abajo me hacen salir del ascensor y pasar de nuevo el control de seguridad para volver a subir. Japon es así de cuadriculado.

 

Nos damos por vencidos tras dar una vuelta por el macromegahipersupercentro comercial de Shinjuku, una feria de neones de colores tamizados por la lluvia. Con este dia no vamos a ningún sitio asi que optamos por una retirada al hotel donde al salir de la estación de Otemachi, nos recoge una manta de lluvia  horizontal acompañada por un viento fuerte que lo agita todo y hace que el breve paseo nos deje empapados. El temporal provoca retrasos en el metro y lineas canceladas. Este tifón nos está jodiendo bien...

 

3erº dia Tokyo

La noche ha pasado con bastante furia, viento y ruido pero el dia no parece tan malo. Sin embargo en la estacion nos rompen los planes de ir a Yokohama y Kamakura, el servicio de trenes esta interrumpido debido a los ultimos coletazos del tifón. Nos costó entenderlo un rato dado el lamentable nivel de inglés del vendedor. Al final nos damos por enterados, nos recomponemos y decidimos ir hasta Asakusa.

 

Asakusa es un templo bastante bonito precedido por una calle comercial completamente orientada al turista. Pasamos de largo, visitamos los monumentos intentando exprimir la experiencia al máximo, deambulando alrededor del templo para luego dirigirnos caminando hasta Ueno. En el plano parecia menos distancia pero los kilometros y el sol se hacen notar. Aun asi, me gusta la sensacion de perdida absoluta de rumbo, de descubrimiento continuo en cada rincon, de singularidad en una ciudad masiva como es Tokyo, viendo como se decoran los portones, como son las casas de clase media con algunos templos escondidos como pueden ser nuestras iglesias de barrio.

 

En cada rincón se hacen notar los efectos del aire, bicicletas tiradas, papeles revueltos, ramas y hojas por el suelo.

 

El parque esta chulo, hay grupos de música andina tocando, hasta aquí llega la globalización del tópico. Tambien se observan las notables secuelas del tifón, con amplias areas cerradas al público incluyendo algun monumento. Deambulamos por el parque, salimos y comemos en un restaurante express de esos de tickets, otra experiencia curiosa para coleccionar entre risas y malentendimientos y nos dirigimos en busca de algo que no esté cerrado por el tifón. Optamos por el museo Edo y tanto nos entretenemos en él que no llegamos a tiempo para visitar el Budokan. El museo esta muy bien montado, entretiene y tiene muchas cosas interesantes que como profanos occidentales que somos nos sorprenden y maravillan.

 

Ya es de noche cuando salimos porque casi nos cierran dentro. Una vez que estamos en racha nos vamos hasta Odaiba buscando un poco más de color y sabor japones. Odaiba es otra agrupacion de centros comerciales, tan comunes, descafeinados y estandarizados como en todas partes. Las vistas sobre Tokio, tan cercano y tan lejano, si merecen la pena. Se ha despejado la noche y aunque el aire sigue soplando fuerte, ya no es tan violento como anteriormente. Ya solo con el viajecillo en tren sin conductor y las vistas de la ciudad a mi ya me merece la pena el trayecto.

 

Nos vamos de vuelta a la calle de restaurantes cercana al hotel que es una apuesta segura y nos dejamos llevar descubriendo la gastronomia japonesa. La barrera lingüistica provoca que comamos a ciegas. Así nos ponen Wasabi que nos salta las lagrimas hasta que nuestros ruegos y lamentos hacen que se nos entienda y que nos retiren ese invento del diablo del menu... Noche de descanso que ya toca.

 

4º dia en Tokyo. -Nikko-

Al dia siguiente nos toca excursion a Nikko. Carrerillas para coger el tren y a disfrutar del trayecto, aunque sea viajando de pie, viendo dormir a la gente con la inmensa practica que parecen tener, observando como el paisaje me resulta conocido por los dibujos animados principalmente, con las tipicas casas bajas pegadas increiblemente a las vias.

En Nikko tenemos la suerte de pillar un desfile festivo pero aunque sea ciertamente curioso verlo y tengamos retransmision en directo en ingles hay que reconocer que falta seriedad e imagen.

Uno espera que Japon esté a la altura de su fama detallista, hay anacronismos como relojes, zapatillas deportivas y vaqueros en un desfile de epoca. No proceden. Junto con el desfile vienen unos cuantos carritos de comida que vamos visitando y degustando. Paseamos por los templos, deambulamos por el bosque con muchos restos del temporal, saludamos a los mas que famosos monos, escuchamos alguna sorpresa de la acustica y nos sumergimos en la cultura japonesa.

Las linternas parecen lo que son, muy antiguas, todo parece haber nacido alli, cubierto de una patina verde que dan los años y la humedad.

Nos hacemos una pequeña ruta que corre al lado del rio, entre estatuas de pequeños dioses cubiertos de un trapo rojo. La ruta finaliza en un cementerio antiguo en mitad del bosque y de ahí ya nos vamos de vuelta a la estación para cenar otra vez cerca del hotel dejandonos llevar por el azar y a dormir.

5º dia -Matsumoto y Magome-

Toca movimiento en el dia. Hemos enviado por mensajería una mochila que hemos de recoger en Kyoto y nos vamos de ruta en trenes diversos por un largo camino de multiples paradas para llegar a la otra gran ciudad de Japón.

 

Como un crio, me ilusiono por poder montar en un Shinkansen, dando vueltas por los andenes de Shinjuku y sacando fotos y videos, cumpliendo un viejo sueño de mi infancia. Llamadme raro pero estos prodigios de la ingenieria me ilusionan tanto como para ir de pie en el descansillo para poder ver hacia ambos lados del camino.

 

Tokio se va desvaneciendo durante largo tiempo, primero abandonamos el centro economico de rascacielos, torres de hormigon, acero y cristal para entrar en los suburbios de casas pequeñas, apelotonadas, casi de dimensiones infantiles, ocupando cualquier minimo resquicio de tierra. Poco a poco las casas se van espaciando hasta que solo se ven campos cultivados y casas solitarias.

 

La primera visita es el castillo de Matsumoto. Blanco y negro, inmenso, más figurativo que poderoso como los castillos que conocemos nosotros. Comparte nombre con nuestros construcciones severas y rotundas pero este es grácil, elegante y señorial.

 

Está vacío por dentro pero aun asi creo que merece la pena la visita. Es obligatorio descalzarse al entrar y se hace notar el suelo frio de madera. Este castillo es famoso por sus escaleras empinadas, lo que añadido a la baja estatura de los marcos te asegura algun incidente. En plena visita aparte de las ingentes cantidades de gente. tenemos un par de excursiones escolares delante y las escaleras con tanto niño provocan grandes y aburridas esperas.

 

Despues de una vuelta por el parque nos retiramos de nuevo a la estación para continuar camino hacia los alpes japoneses. No hay mucho mas que ver en la ciudad donde parece estar todo cerrado.

 

Con una gran, inmensa sorpresa vemos que los trenes japoneses tambien son impuntuales. Y me jode horrores porque me descalabra toda la planificacion, meticulosamente tejida con la ayuda de Hyperdia, en la cual teniamos 3 minutos para transbordar en Nakatsugawa, coger un tren en dirección contraria hasta Nagiso y poder hacer la ruta del Nakasendo para acabar durmiendo en Magome.

 

Este tren tardío esta muy alejado de lo que conocemos por tecnologia japonesa, es un tren diesel que avanza a marchas forzadas por un intrincado desfiladero lleno de bosques, entre tuneles y puentes acompañando al rio. Me resulta curioso que donde veo campo llano, éste esté cultivado, allí donde el suelo se empina, los árboles lo cubren todo. Podriamos tomar ejemplo.

 

Las vistas son majestuosas pero para añadir una decepción más, aquí todavia no ha llegado el otoño. Me disgusta porque uno de los motivos para venir en estas fechas era precisamente la paleta de colores calidos de un otoño arbolado como el que disfrute en Virginia en 2010. No pudo ser esta vez.

 

Al retrasarse el tren no podemos hacer el transbordo para llegar a Tsumago asi que toca improvisar. Nos bajamos en Nakatsugawa para coger el bus a Magome, donde tenemos reservado un Ryokan muy tradicional, situado en la calle principal del pueblo, no muy facilmente identificable entre tanta casa de madera.

 

La única concesión a la modernidad es una luz suave y una bomba de calor para la habitación. Todos los zapatos se acumulan en la recepcion, los baños estilo Ofuro son compartidos, los suelos de madera que cruje, las puertas correderas y en la habitación solo hay una mesita sobre el suelo de tatami y un armario que oculta los futones.

 

Magome es un pueblo espectacular, digno protagonista de postal que me hace reencontrame con la esencia del pais y disfrutar como hasta ese momento no habia conseguido. Quizás esté un pelin excesivamente adornado para el turismo pero hay que reconocer que como en todo lo nipon, el cuidado y el gusto por el detalle hace que brille todo con mas luz.

 

Damos una vuelta que no se puede llamar tal por cuanto el pueblo es una calle larga, retorcida y empinada que asciende por el costado de la montaña. Extendemos el paseo por los alrededores mientras atardece. Hay un cementerio, unas cuantas granjas a la japonesa, todo en madera y piedra trabajada con mucho cariño y cuidado.

 

Con el ocaso se van todos los turistas, solo quedamos los que tenemos alojamiento en el pueblo. No hay tiendas abiertas, ni restaurantes ni nada, solo un absoluto silencio adornado por el murmullo del riachuelo que circula por la calle principal.

 

Vemos al primer ejemplar de tejon con cojonazos, figura mitica japonesa de la supersticion, al que por supuesto aseteamos a fotos.

 

Hemos reservado una cena tradicional japonesa en el ryokan. Un menu es suficiente para dos. Arroz, tempura, pescado de rio, algas y unas cuantas cosas más que no reconocemos. La cena se presenta a las 6, asi que a las 7 ya estamos cenados y dando una vuelta por el pueblo cuando ya es noche cerrada. Tras la sesion de fotos estupida con los yukatas nos vamos para cama porque no hay absolutamente nada más que hacer.



Ryokan MagomeChaya: 63€, muy tradicional, satisfactorio como experiencia, el pueblo es precioso tambien, por ello sale tambien mas caro.

 

6º dia -Magome y Takayama-

La ruta del Nakasendo que ibamos a hacer ayer la posponemos para hoy a primerisima hora. Por ello nos levantamos muy pronto, tanto que ni siquiera ha amanecido. Veo con sorpresa que todavia es muy de noche y llueve asi que me vuelvo a la cama hasta que amanezca un poco más y deje de llover. Cuando ya es de dia, tras el baño compartido al estilo tradicional japones y sin desayunar nos ponemos en camino por la muy antigua ruta del Nakasendo. Es el antiguo camino imperial del correo Kyoto-Tokyo que sube y baja por la montaña por un camino a ratos empedrado, a ratos sendero y un pequeño tramo de asfalto y que esta acompañado cada 500m por campanas para tocar y ahuyentar a los supuestos osos. Cosa que hacemos ambos en todas las campanas que vemos hasta que nos reventamos los timpanos. Acaba de empezar el dia y ya me puedo dar por satisfecho tocando una campana y caminando monte arriba, monte abajo.

 

El camino se inicia cuesta arriba durante 2kms, junto a la carretera y en zona relativamente poblada y el resto son todos cuesta abajo, entre bosques. El camino, entre tanta soledad, silencio, niebla y llovizna, es un placer absoluto. Bordea el rio, a ratos por camino de tierra y en alguna ocasion por el arcén de la carretera.

Finaliza en Tsumago, donde se recorre la calle principal, de estilo parecido a la de Magome pero sin tanta perfección, esta se ve más natural, más real, menos espectacular. Tsumago es como el hermano avejentado de Magome, es tradicional, muy bonito, pero no tan cuidado y hermoso como Magome, que es como una mujer arreglada para ir de fiesta. Tsumago se presenta tal cual, con su edad real, sin artificios.

Desde allí subimos a un bus que nos lleva a la estación de Nagiso, donde desayunamos y cogemos un tren a Takayama.

 

La dinamica es la misma, un tren diesel pequeño que recorre un camino en muchas ocasiones de via única contorneando un rio afilado y furioso para llegar cansado a su destino. Nada más llegar, tiramos la mochila en el K's Hostel de la ciudad (que está de lujo, todo hay que decirlo) y nos vamos sin comer a Hida no Sato para visitar el museo. Es un museo que contiene varios tipos de arquitectura local, juegos, y mucha informacion sobre la vida rural de antaño. Nos gusta tanto como para aguantar hasta el cierre, pero no es suficiente para nosotros asi que nos volvemos al trote a la ciudad para seguir caminando. Recorremos la zona de casas tradicionales y no se que tiene la ciudad que me gusta mucho, no parece muy turistica pero si llena de ambiente y colorido. Tiene unas cuantas calles de casas de madera, muchos comercios abiertos y cierto ambiente a pueblo de montaña.

 

Nos buscamos un restaurante recomendado por la carne de hida para cenar y bien sabrosa que está. Pura espuma de mar como diria mi abuela. Tras la cena paseillo de vuelta al hotel y me hago una escapada veloz para visitar los baños de pies de la ciudad. Un par de obras dejaron al aire en su dia un par de afluyentes de agua termal y los han habilitado para sentarse y remojar los pies. Visito ambos, en soledad, al aire fresco de la noche con los pies bien calentitos a remojo. Me tuve que secar con los calcetines por no haber llevado toalla pero era tan de noche que nadie circulaba por las calles para ver a un estrafalario viajero abrigado y con pantalones cortos sin calcetines. En cualquier caso, esto es Japon y la estetica ajena es la menor de las preocupaciones.


K's Hostel Takayama. 60€, habitacion diminuta pero todo bien cuidado, ni una pega, bien situado, entre el centro y la estacion. Recomendable.

 

7º dia Kanazawa

La mañana amanece lloviendo con furia pero no nos desanima, hemos madrugado para visitar la zona de templos que abundan como en todo el Japon. Comenzamos a comprar recuerdos, sabia decisión, conseguimos un par de katanas de madera a muy buen precio. Tras cargar con las espadas por medio Japon igual no fue tan buena idea...

 

Cogemos otro tren anciano hasta Kanazawa. Con paradita en una estacion intermedia para comer un par de bentos y lanzarse otra vez a la ciudad en la que sigue lloviendo con intensidad.

 

El hotel esta cerca de la estación pero como si estuviera lejos. Se encuentra en el interior de una manzana rodeado de aparcamientos y con un cartel en japones así que nos cuesta un buen rato encontrarlo pese a tenerlo delante...No esta mal aunque es impersonal y moderno. Tiene un onsen del que disfrutaremos despues de patearnos la ciudad con ayuda del bono diario del bus, es la mejor manera de desplazarse por la ciudad.

 

Comenzamos por el barrio de las gheisas. No deja de ser una copia del centro de Kanazawa pero mejor vestido. Visitamos una casa de Gheisas, interesante pero no es para matarse por ello. Aunque la lluvia aprieta continuamos visita por el jardin Kenroku-en, epicentro de la ciudad y uno de los mejores de japón. Es tambien lindo, dando una sensación de ornamentacion como si fuera en si una obra de arte, no como nuestros que pretenden introducir una muestra falsa de naturaleza en la ciudad. Es un paraiso absoluto para los amantes de la fotografia. La pena es que la lluvia no ayuda a disfrutar del parque en toda su plenitud.

 

Tras el parque, el castillo de la ciudad ya está cerrado, asi que nos vamos al barrio de los samurais que es todavia mas decepcionante que el barrio de las gheisas. Visitamos al centro economico de la ciudad, la tan tipica calle llena de las tiendas que se ven en todas las ciudades del mundo. Nos volvemos en el ultimo autobus al hotel previa cena en la estación. Kanazawa nos deja cierta sensacion de decepción. Al final del viaje, seria lo unico que considerariamos prescindible asi que a la mañana siguiente, tras el ratito del culto al cuerpo en el Onsen, nos vamos prontito para Kyoto.


Hotel Kanazawa central Hotel,33€, muy dificil de encontrar, sencillo, funcional, con onsen y sin desayuno, cerca de la estacion pero lejos del centro.

 

8º dia 1º en Kyoto

El tren a Kyoto es otro Shinkansen que me retrotrae a la infancia y esto, como a todos, me llena de felicidad.

 

Saliendo de la megalomana estación, Kyoto ya se muestra como una ciudad completamente opuesta a Tokyo. Las avenidas son amplias pero no estan amenazadas por los altos rascacielos, ni se aprecia la abrumadora densidad de población.

 

Hemos alquilado un apartamento que segun plano esta a un par de manzanas de la estacion. Es cierto, salvando que las manzanas son del tamaño descomunal y nos lleva 20 minutos llegar al alojamiento. Este es pequeño pero esta de lujo, aunque el pasillo es la cocina, la ducha tiene posibilidad de convertirse en Onsen y lleva incorporada una minitelevision, el retrete esta independizado y la habitacion es el salon. Nada mal de tamaño ni precio para ser Japon.

 

Y como es costumbre en nosotros, apenas tiramos las mochilas en el alojamiento nos ponemos a caminar en direccion a un templo que segun parece tiene un mercado. Brilla el sol y la caminata es larga pero ilusiona vernos por fin aqui. El ambiente es mucho mas ligero que en la capital.

El templo esta lleno de gente, puestos de artesania y comida y otros tenderetes que no entendemos. Es toda una experiencia la situación, no hay tantos turistas asi que destacamos bastante. Picoteamos comida y cuando ya esta todo supuestamente visto nos vamos a Nara previo otro largo paseo de 20 minutos a la estación.

 

El tren es fácil de reconocer, esta lleno de turistas como nosotros que se bajan tambien al asalto de los templos. Nos recibe un Tori descomunal y de ahi adelante, son todo Toris, mayores, menores, antiguos, modernos, sencillos, remozados pero todos naranjas. Tenemos toda la tarde para pasear y eso es lo que hacemos, hacemos el circuito como si fuera un via crucis, sacando fotos y disfrutando de la visita. Ciertamente merece la pena la visita, subir hasta arriba no es especialmente penoso, brilla el sol y hace calorín suficiente como para ir en pantalones cortos. El camino de vuelta hasta el tren lo hacemos casi de noche, noche que nos alcanza al llegar a Kyoto. Aprovechando que tenemos cocina, deambulamos por el supermercado para comprar sushi barato y otras cuantas cosas más que son disparos a ciegas, en ocasiones salen bien y en otras nos abruman los sabores nuevos. En esas ocasiones, la comida acaba en la basura pero no es algo que duela mucho, aprovechamos las ofertas y la comida no es cara en este pais, salvo la carne...


Kyoto Arklead hotel: 62€, muy recomendable, es todo un apartamento a nuestra disposicion, sin cacharros de cocina pero con A/C, tele, Pc, de todo. La situación está un poco en mitad de ninguna parte pero no es incomodo.

 

9º dia Kyoto y Nara

 

Hoy toca otra visitilla a Nara, seguimos aprovechando el JRPass para estos pequeños desplazamientos.

Nara parece muerta, no hay ambiente por las calles, ni mucho que ver. De camino paramos en un Kombi para comprar las entradas para el museo Ghibli, algo largamente ansiado por mi. Para ello hay que usar una especie de cajero automatico a ratos en japones, a ratos en ingles. Cuando pedimos ayuda, el dependiente apenas farfulla inglés y la encargada va vestida y maquillada como un personaje de dibujos, tanto que me cuesta mirarla a la cara, da un poco de grima pero con su lamentable inglés conseguimos comprar las entradas para la unica fecha disponible, nuestro penúltimo dia en Japón..

El parque de Nara tiene ciervos, unos cuantos templos que visitamos a nuestro ritmo, muchos crios acuclillados descansando cada uno con su gorrita identificativa y poco mas que ver. Ademas comienza a llover de manera mansa y no ayuda a que lo disfrutemos. Mi rato de gloria se produce en el megatemplo TodaiJi donde me pongo a la cola detras de un centenar de pre-escolares para pasar a traves del agujero de la columna que se supone que conduce a la iluminacion. Soy el único adulto pero no me pienso privar de la tontería. Me cuesta un poco, sobre todo por no coger la postura correcta y que la situacion es similar a un parto dificil. Rechazo a quien pretende ayudarme para acabar la maniobra con una pirueta, una voltereta y un saludo al publico que me ofrece una atronadora ovación. Aunque sea un templo, me aplauden todos los niños y a mi se me cae la boca de la risa...

De vuelta a Kyoto tenemos el desfile del Otoño. Este si es un desfile muy curioso, bien organizado, cuidando el detalle y lleno de colorido y particularidades. No es un desfile como los nuestros, casi no hay música, todo es seriedad, silencio y respeto, todo lo más, aplaudir a quien hace malabares. Tan particular como para que mientras avance el desfile, circula por la misma avenida el transporte publico y si hace falta cortar el desfile para descongestionar el trafico se hace y punto.

No nos quedamos a ver el desfile completo, comemos de mala manera en un Kombi y seguimos visitando templos, a pie, deambulando por la parte trasera del templo Heian a nuestro estilo, sin destino fijado, solo un rumbo estimado y los ojos abiertos para perseguir cualquier calle con pinta interesante que nos haga descubrir algo nuevo. Asi vamos paseando de templo en templo hasta la senda de la filosofia, en la que se nos hace de noche mientras deambulamos. Acabamos cogiendo el metro con las habituales dificultades del idioma y a descansar que ya toca.

10º dia Hiroshima y Miyajima

Abandonamos nuestro alojamiento por una noche para ir a Hiroshima.

Cogemos otro tren todavia mejor que los anteriores, mas moderno, mas potente, mas espectacular. Vibrante. La sensacion es de una estabilidad y potencia brutal, atravesando los paisajes cambiantes como una flecha, de puente a tunel hasta llegar a Hiroshima en una par de horas escasas y emocionantes para alguien que disfruta los trenes como si fuera un crio.

La estacion de Hiroshima es otro centro comercial donde suena musica andina en directo y con el tranvia nos vamos a lo unico que parece haber en la pero que es uno de los puntos mas relevantes de la historia, la famosa cupula de la bomba atómica. La ciudad, producto de dicha explosion es desaborida y sosa, sin nada relevante.

La zona 0 no tiene nada de especial, nada que no haya visto mil veces pero es emotiva por el famoso edificio que resistio el impulso asesino de la bomba, el parque lleno de recuerdos y homenajes, las coloridas grullas de colores y el museo que tambien está lleno de niños que estan a kilómetros de los nuestros. Educados, silenciosos y ordenados.

El museo esta lleno de objetos tambien conocidos, muestras de un asesinato colectivo, se plantea uno muchas cosas respecto a la idoneidad de haber usado esta arma exterminadora. Sale uno con la sensacion de que hay mucho hijoputa en el mundo.

Cuando salimos del museo al cabo de un rato, llueve y tras deambular un ratito por la ciudad certificando que no hay nada mas que ver, malcomemos en otro Kombini y cogemos un tren local a Miyajima. Calle abajo desde la estación cogemos el ferry hacia la pequeña y famosa isla, lleno de turistas como nosotros.

La lluvia arrecia pero no nos impide ver como nos recibe el Tori sumergido en el agua, es una de las imagenes iconicas del pais nipon y la verdad es que tan sencillo como espectacular.

Cuando tocamos tierra arrecia la lluvia y descubrimos que el hotel que habiamos reservado no esta en la isla sino justo enfrente en la propia isla de Japon. Nos recomponemos y salimos a la lluvia para pasear la única calle del pueblo, tal y como llueve no nos arriesgamos a pasear más. Son las señales de otro tifon que se acerca y toca de refilon la isla y que intentara amargarnos la vida durante unos dias.

Comemos las galletitas tipicas, unas ostras tambien tipicas y esperamos a que baje la marea atechados donde podemos acosados por unos ciervos que saben que podemos ser fuente de alimento suyo. Hay sitios tan absurdamente turisticos que no puedes hacer otra cosa que comportarte como un turista mas. Asi que alimentamos a los ciervos, que ya estan de vuelta en lo que al trato con humanos se refiere y vemos la lluvia caer.

Casi ya de noche la lluvia no se calma pero la paciencia nos permite que casi nos podamos acercar hasta la base del tori, descubierto ya por la marea. Nos damos por satisfechos y nos volvemos para coger uno de los ultimos ferries. Afortunadamente el hotel esta cerca del puerto, apenas una calle mas atras, con unas maravillosas y teoricas vistas sobre la isla que la niebla no nos permite disfrutar.

En el unico bar que hay abierto en el entorno cenamos a lo grande un Okonomiyaki que nos sabe a gloria aunque esteticamente se parezca al vomito de un gato. No entiendo muy bien porque pero estoy profundamente satisfecho cuando nos vamos para cama.


Miyajima Coral Hotel: 60€, suficiente, comodo, con desayuno, no esta en la isla y por eso es mas economico, en la zona no hay mucho para ver/ hacer/ comer

11º dia Kyoto

El dia siguiente tras un copioso desayuno buffet con vistas a la isla, que esta mañana esta algo mas despejada, nos vamos de nuevo para Kyoto deshaciendo el paisaje a velocidades desorbitadas en unos trenes hipermodernos. Me alegra ver que siempre hay algun otro trenofilo que, como yo, recibe a los trenes a golpe de camara y video. A mi me tienen que llamar la atencion por arrimarme demasiado.

De vuelta a Kyoto volvemos al alojamiento y tras tirar las cosas de nuevo en el mismo hotel, seguimos paseando por el palacio de Kyoto, donde nos refugiamos de una poderosa tormenta y a partir de ahi, deambulando con un paraguas en la mano porque la lluvia es una amenaza continua y las noticias dan aviso de un nuevo tifón por venir. Vamos de calle en calle anonima, procurando no repeitr ni una calle para que todo sea nuevo, descubriendo nuevos templos, mas y mas, todos distintos y todos iguales, llenos de pequeños detalles que los hacen destacar, deambulando ya muy de tarde, estan los templos cerrando ya, por Arashiyama y su muy famoso bosque de bambu, aunque es efimero de puro breve, casi sin luz damos un ligero paseo por el barrio anonimo de alrededor y vuelta a casa entre niebla, llovizna y mucha tranquilidad.



12º dia Kyoto

El anunciado tifon llego por la noche, con furia, lluvia y viento. Por ello el guia que nos iba a atender durante el dia de hoy decide no venir y tenemos que echarnos nosotros solos a la calle, tirando de tarifa plana de autobus no tanto por no caminar como por no mojarnos. Comenzamos por el Heian JinGu, continuamos por Sangusangendo y de ahí, tras descubrir una pasteleria al estilo frances exquisita, vamos atechandonos como podemos ya que no para de llover en ningún momento por unas calles desiertas de publico y turistas hacia el mercado de Nishiki. Ya es tarde, hace a unas cuantas horas que se ha cumplido el mediodia y aun asi decidimos ponernos a comer un Okonomiyaki no tan espectacular como el de MiyajimaPort pero que nos satisface tanto como para seguir deambulando atechados por las arcadas de toda la zona de Kawaramachi, visitando centros comerciales y sorprendiendonos del consumimo galopante de esta sociedad.

La red de autobuses funciona muy bien asi que este es el medio escogido para volver a nuestro apartamento hogar.

13er dia Kyoto

La mañana nos trae un dia raro, mas primaveral que otoñal, cuando pica el sol, duele, cuando se esconde tira un aire molesto que no invita a estar comodos...

Puntual llega al alojamiento Yogi, nuestro guia, un japones amable, risueño y bastante mayorcete que gratuitamente se ha ofrecido a hacernos de cicerone en esta ciudad y que hoy, que no hay aviso de tifon, se ha atrevido a acompañarnos. Yogi resulta ser un tipo curioso, aprendiz de español una vez cumplida la sesentena, se defiende bastante bien en nuestra lengua. Lo conocimos gracias a KyotoFreeGuide

Comenzamos la visita por el Pabellon Dorado, ya antes de entrarse nota que esto es un lugar hiperturistico. Nos cuesta hacernos hueco para sacar una foto en condicionesa tan curioso edificio. El tener a un guia magnifica la experiencia, nos cuenta unas cuantas historias curiosas y nos lleva por algun rincón no muy frecuentado. El edificio solo se visita por fuera y es solo eso, un edificio dorado con un bonito estanque y un parque alrededor. Eso es todo y no refleja ni una minima parte de la belleza del conjunto. Es todo un lujo para fotografos y simples estetas como nosotros.

Gracias a Yogi descubrimos un simple pero util invento para espantar ciervos, unas pequeñas estelas familiares de piedra llenas de donativos, un pequeño templo en medio de una isla y nos despedimos del lugar tras una degustacion de un te artesanal que sabe a purgante.

Nos vamos al Jardín Zen, Ryoan-Ji. Descalzos como en casi todos los templos, nos sentamos un ratito largo a mirar las piedras. No acabo yo de comprender la fama de esta estetica, a mi la mar me produce un efecto similar sin tanta parafernalia.

Del jardin nos lleva Yogi a otro templo, nos enseña la fuente que tiene el todo en si y nos conduce a un restaurante del que dice ser socio.

El restaurante tiene un jardin tan grande como el edifico, con estanque y carpas, camareras con traje tradicional, recepcionistas, taquillas, obligacion de ir descalzo y mucha pinta de caro. Tanto como aterrarme un poco. Pero sorprendentemente (o no tanto, porque ya llevamos un poquito en el pais...) la comida no es nada cara. Apenas 30€ para los tres, si bien es cierto que hemos comido pescado crudo con arroz, aunque estaba todo bien rico.

Nos acercamos caminando hasta Kiyomizu-dera, tambien hiperturistico, por las calles del barrio sube una riada de gente como nosotros, para visitar tan magnifico templo y sus afamadas vistas sobre la ciudad.

La visita bien merece la pena, y con las indicaciones de Yogi la experiencia se ve mejorada.

Bajamos deambulando por las callejas del barrio aprendiendo a distinguir geishas de turistas disfrazadas, nos paseamos por Gion, contandonos Yogi los pequeños secretos de la ciudad donde ha vivido casi toda su vida.

Somos afortunados, hemos llegado a la hora en que las geishas vuelven de la pelu y podemos ver una media docena de maikos y tres geishas, caminando como centellas, como si no estuvieramos ahi, asaltandolas con nuestras cámaras indiscretas, como unos vulgares aprendices de papparazzis, espero que me perdonen, fue la emocion del momento... Eso si, entre prisas, risas y carreras no saque ni una foto decente...

Yogi se despide y le hemos de agradecer infinitamente el detalle que ha tenido con nosotros, acompañarnos, acogernos, entender nuestros desmanes viajeros y hacernos sentir como en casa durante un dia.

Volvemos a cenar en el entorno del mercado Nishiki, donde hay variedad de productos y vuelta a dormir que ya toca..


14º dia Kyoto

El dia siguiente continua con la misma tonica, no nos cansamos de visitar mientras no se nos acabe la ciudad. Empezamos por el templo que tenemos detras de casa, Nishi Onganji y continuamos sin rumbo fijo, encontramos un templo consagrado a los deportes de equipo, lleno de invocaciones y donaciones, con una especie de monjes jugando con pelotas de plastico, cosa curiosa donde las haya.No sabría situarlo en el mapa, producto de nuestro errático deambular.

Acabamos en el santuario Heian donde hay una especie de certamen/concurso/evento/exhibicion de artes marciales y simulacros de combate con katanas y otras armas.Curioso y muy entretenido.

Mas paseos por la ciudad para descubrir cafeterias con gatos, rincones oscuros, tiendas de colores y muchos encuentros dificiles de explicar.

Mi necesidad de dulce ya me ciega por completo y por cena tomamos unas tortitas sepultadas entre mermelada y montañas de nata.

Tras ello, ahitos y satisfechos, al hotel de nuevo, que mañana toca moverse, nuestros dias de vacaciones y felicidad se están terminando.

15º dia Osaka

Nos despedimos de Kyoto con pena, es una ciudad hermosa que representa lo mas tradicional de Japon y que nos ha satisfecho en todo momento. Para irnos cogemos un tren de los baratillos a Osaka, ya se nos ha acabado el JRPass. La idea original para este dia era ir hasta el Monte Koya pero ya empezamos a estar un pelin saturado de templos asi que preferimos dedicar el tiempo a algo de turismo mas urbanita.

Osaka es un anacronismo en este pais, parece una ciudad del monton, una mas en el mundo, no tiene nada que hacer frente a Tokyo y Kyoto pero a mi me gusta, tiene el sabor de una ciudad llena de vida y sin complejos, con alguna virtud y muchos defectos, quizas por ello mas cercana a nuestros estandares occidentales que al puro sabor de Japón.

Volvemos a tener la olvidada sensacion de cierta inseguridad en Shinsekai, barrio decrepito, sucio y descuidado. La parte de Nipponbashi tampoco nos dice nada, no somos precisamente unos Otakus. Sin embargo la parte de Dotonbori y alrededores es otra feria de colores que nos tienen extasiados, al igual que el colorido barrio de alrededor. Ya de noche y embriagados de tanto ambiente, cegados por tanta luz brillante nos volvemos al hotel, esta cerca del megacentro comercial que es la estacion, no esta mal pero desmerece frente a los demas, salvando que resulta muy barato. Sigue la misma estetica que todos los otros hoteles de este pais pero se aprecia que esta habitacion es mas antigua y que hace ya muchos años que no la renuevan.En cualquier caso, por el precio, no nos podemos quejar.




Hotel Il Grande Umeda: 35€, antiguo pero aceptable, bien situado, cerca de la estacion y del castillo. Lejos de Dotonbori.

16º dia Tokyo

Hoy toca volver a Tokyo de tarde, aprovechamos la amañana para seguir visitando tranquilamente lo que nos queda de Osaka.

Del hotel nos vamos caminando hasta el Castillo, descubriendo templos que pretenden ser reproducciones a pequeña escala de las hiletas de Toris de Nara escondidos en rincones ocultos, estanques con minitemplos, carpas y tortugas y tras cruzar el rio, el castillo.

Como siempre en este pais, esta todo lleno de niños, mas educados y silenciosos que los nuestros. Prescindimos de la visita interior, nos conformamos con el exterior y por otro camino pero con el mismo paso tranquilo nos volvemos a comer, recoger equipaje y al aeropuerto. Vamos en la linea barata del tren, toma algo mas de tiempo pero ya no tenemos mas que ver en Osaka, la ciudad ya ha dado todo lo que tenia.Nos cuesta un poco entender la manera de sacar los billetes en las máquinas automaticas y el personal que está para ayudar dista mucho de hablar inglés...

El aeropuerto de Osaka es otro ejemplo de la megalomania constructora nipona pero hay que reconocer que saben hacer las cosas. El vuelo lo hacemos con JetAirlines, una low cost al estilo de las de aqui pero a muy buen precio y con otro trato. Esto es el resultado de echar cuentas entre alargar el JRPass a dos semanas o buscarnos la vida con los transportes para coger un JRPass de una semana. Al final teniamos un pequeño ahorro de unos 60€ por persona.

Llegamos a Tokyo ya de noche y con lluvia, repetimos el autobus al centro, la caminata al mismo hotel de nuestra anterior estancia en la ciudad y salimos a cenar a pesar de la tardia hora, tal parece que siempre hay algo abierto y a dormir de nuevo que mañana va a ser otro dia largo.


Villa Fontaine Otemachi:62€ noche

17º dia Hakone

Para hoy toca la excursion a Hakone. Madrugamos para coger pronto el tren pero nos cuesta orientarnos en Shinjuku, donde todavía colean los últimos restos de la hora punta en forma de cantidades ingentes de personas por todas partes, lo cual nos supone tomar el siguiente tren.

Este es un tren simple con pocos asientos donde la gente duerme mayoritariamente y otros nos dedicamos a mirar por la ventana para absorber todos los posibles paisajes de este pais.

Hay que hacer un pequeño transbordo y finalmente llegamos a Hakone Yumoto, donde nos bajamos y de entre todas las lineas posibles, cogemos el bus que sube y baja la montaña. No es la ruta mas rapida ni la mas comoda, pero aseguraba grandes vistas. Finalmente llegamos a MotoHakone, donde  nos asomamos al lago y comenzamos a caminar hacia Hakone Machi.

Las vistas son escasas, ha llovido hasta hace bien poco y las nubes se han quedado colgadas de las montañas. Tras la caminata por el sendero rodeado de arboles pasamos por el antiguo centro de control, nos conformamos con verlo desde las puertas y tras un ratito de espera en el pequeño centro comercial que hay a pie de muelle embarcamos en la hipermegaturistada que es el barco pirata que hace la ruta por el lago.

La media de edad del barco es perfecta, aproximadamente la mitad del barco son jubilados y la otra mitad son escolares. De entre todos, un par de ellos quieren hablar conmigo pero las barreras lingüisticas son inmensas, su inglés es nulo y mi japones lamentable pero pasamos un buen rato. El paseo por el lago es lo esperado, bonitas vistas de las montañas de alrededor, aire puro y muy fresco, algun tori en la orilla, lamiendo las aguas del lago y bosques de colores intensos allá donde mires.

Nos bajamos del barco y continuamos con el periplo subiendo al teleferico, no hay vistas al monte Fuji debido a la niebla asi que nos conformamos con ver los prmeros colores del otoño espceciando los inmensos bosques que lo rodean todo de rojo, marron y escaso amarillo. Paramos en lo alto y subimos a probar los famosos huevos cocidos negros. No tienen nada de especial salvo por las vistas, el olor a podrido y la sensacion de estar en la espalda de un volcán.

En lo que parece ser un momento afortunado, se despejan las nubes y podemos ver el cono truncado del Fuji. La gente se revoluciona y agolpa en los miradores y nosotros con ellos. Tomamos las fotos tipicas, y sintiendonos enormemente afortunados continuamos camino, mas teleférico, luego funicular y finalmente el tren de vuelta a Shinjuku.

Deambulamos por su entorno alienante. Luces de neon, anuncios por todas partes, miles de tiendas, restaurantes, bares de vicio en Kabuchiko, humanidad, luz, color y sonido. Nos da la tarde noche para cenar, visitar un par de centros comerciales, tiendas de ropa, asistir a una concentracion de protesta y caminar sin sentido hasta cansar.

18º dia Tokyo

Dia de compras, mas o menos. Tenemos cita para visitar el museo del Estudio Ghibli una de mis grandes referencias cinéfilas. Asi que por la mañana nos entretenemos en BikuTown, la zona de Tokyo especialmente dedicada al mundo de la moto. Es una decepcion en toda regla, apenas 4 miseras tiendas de articulos y otros tantos talleres pulgosos. Ni rastro del ambiente que la hizo famosa. Ademas las tiendas abren a partir de las 11 con lo cual pasamos un ratito dando vueltas sin relevancia. Al final acaba cayendo un Arai QuantumSt a un precio acojonante comparado con el que podria conseguir en España.

Tras las compras, a Takeshita Dori y al parque Yoyogi.

El parque bien merece una visita, como todo en este pais pero lo del Takeshita Dori es alucinante...

Sorprende todo el montaje alrededor de esta calle, gente disfrazada, tiendas peculiares, puro bizarrismo nipón en todo su esplendor. Comemos en un puesto callejero una Crepe rellena de tarta de queso y nos encaminamos hacia el museo Ghibli. No me cabe la ilusion en el cuerpo. Para ir al museo hay que bajarse en Mitaka de la linea Chuo, y una vez alli seguir las indicaciones de Totoro, el cual en una ligera caminata te lleva al museo.

No es un museo al uso, el tiempo de visita esta limitado, las entradas se han de coger en las tiendas Lawson con mucha antelacion, no hay muchisimo que ver en el interior ni esta muy dedicado a los foraneos ya que casi no hay letreros en inglés y el filme inédito que ofrecen está integramente en japonés y sin subtitulos pero está pensado para mayores y niños, resultando muy entretenido. Yo lo disfrute en ambas vertientes. Tienen una tienda de recuerdos que vende tanto que da miedo pero curiosamente no vi nada para llevarme. Tras las dos horitas que permite el boleto de entrada con gran pena nos vamos de vuelta al hotel. Se nos acaban los dias en el lejano oriente.

19º dia Yokohama y Kamakura

 

El plan original para el dia de hoy era tener un dia libre de cargas para repetir lo que mas nos gustara pero con tanto tifon y galerna habiamos perdido algo de tiempo asi que aprovecharemos a visitar lo que nos quedaba pendiente, Yokohama y Kamakura.

Comenzamos por la segunda, la estacion esta a un pequeño paseo de la zona de templos, estamos tan acostumbrados a gastar suela que ya ni nos molestamos. Como siempre escolares por toooodas partes, otra casualidad afortunada hace que hoy sea dia de celebracion en el Santuario Hachiman-gu. La entrada desde el lateral no le hace justicia a la belleza del templo.

Una procesion bastante formal, muy alejada de la fanfarria de un desfile, solo unos pocos personajes vestidos de sacerdotes sintoistas y unas chicas adornadas de flores recorren a lo largo de los diferentes templetes del santuario. Dan un par de vueltas a cada templo, rezan, saludan y procesionan al siguiente mientras la gente los mira en silencio, respetando el avance de los procesionarios.

Tras el templo visita a la zona comercial con tiendas de artesanias verdaderamente chulas donde nos dejamos el poco dinero que nos queda. Caminamos hasta el Daibatsu, siguiendo las señales de evacuacion en caso de terremoto y de tsunami. Estas solo indican cuanto ha subido el nivel del mar en caso de olona. No veo que sirva de ayuda realmente.

El buda esta bien, pero es solamente eso, una estatua grandona de un buda asi que pasamos al siguiente templo el Hase Dera, tambien luminoso, bonito, con una visita escondida a una cueva llena de pequeñas estatuillas votivas y un jardín estilo zen realmente bonito. Me encantan estos templos que destilan pureza y tranquilidad en cada linea. Subimos a media loma para ver las magnificas vistas de la playa y nos volvemos caminando hasta la estación.

Cogemos el tren a Yokohama, es curioso que tras los Shinkanshen, cualquier otro tren nos parezca un vagon de pulgas.

Yokohama no tiene mucho para visitar y como nos hemos retrasado en la contemplacion de los templos de Kamakura, visitamos unicamente el barrio chino, que la verdad es que nos deja frios. No deja de parecerse a un megadecorado de plastico lleno de productos de los que puedes ver en el bazar de la esquina. El templo que encontramos desagrada por su excesiva decoracion, a todas luces recargada y mas en comparacion con la sobriedad de todos los templos que nos hemos encontrado hasta el momento. Me recuerda un poco a la comparacion entre India y Nepal, entre Budismo e Hinduismo, tan cercanos en la teoria y tan lejanos en la práctica. Ya se hace de noche mientras damos una vuelta rapida al barrio y de vuelta a Shinjuku, donde subimos de nuevo al mirador de las torres del gobierno metropolitano para ver la infinita extension nocturna de la ciudad de Tokyo, se ven hay luces hasta donde llega la vista.

Para cenar cercano a nuestro hotel hay una especie de marisquería asi que procedemos a darnos el gustazo, a lo grande y sorprendentemente barato. Limitados por el idioma, solo podemos pedir lo que identificamos en las fotos. Al final cae tempura y una parrillada de mariscos para hacer con una parrilla portatil. Gloriosa.

Tras la gloriosa cena, nos abastecemos en el 7Eleven para el largo viaje del dia siguiente.Volvemos a casa...

20º dia Tokyo

 

Ultimo dia en Tokyo. Para ir al aeropuerto cogemos la opcion mas barata tratandose de tren, no queremos complicaciones con el trafico aunque nos cueste el doble que el autobus y sea la opción más economica entrelos trenes. Se hace largo el trayecto en tren deshaciendo el paisaje que vimos al inicio.

El aeropuerto es como casi todos los demas, la unica excepcion es el fantastico mirador habilitado en lo alto de la terminal con vista directa a las pistas de despegue. Esta repleto de maniacos del aire como yo, provistos de materiales fotograficos de primera calidad. Tras pasar un rato de frio, embarcamos con mucho tiempo de antelacion, cosa inaudita, tanto como la puntualidad con la que despegamos rumbo oeste.

Pasamos un dia largo viendo la inmensidad nivea de Siberia, persiguiendo el ocaso que se acerca y se aleja hasta que finalmente se hace de noche en el vuelo de Moscú a Madrid.

Aterrizamos ya de noche, nos beneficiamos de la amistad gorroneando alojamiento en la capital y al dia siguiente nos vamos a Chamartin, donde nos acordamos y mucho de Japon viendo que hasta 20 minutos antes de la salida del tren no sabemos desde que andén sale nuestro convoy. Que falta de planificacion comparando con la información fantástica que se obtiene en Hyperdia. Un viaje en tren lento, a ritmo de autobus de carretera para ver el fantastico espectaculo del otoño en el recorrido tradicion del Pajares. Asi, viendo los colores del otoño a la puerta de casa se nos acaba el viaje al lejano oriente.

Conclusiones

 

Japon es un pais espectacular para visitar, la distancia cultural hace que cada rincon sea una sorpresa para la vista.

Hay problemas por supuesto. Poca gente, incluso en los hoteles, habla ingles correctamente aunque no por ello van a dejar de ayudarte cuando te vean con un mapa dudando.

La mayor sorpresa es que no nos resulta ni mucho menos un pais caro, salvando el MagomeChaya todos han bajado de los 60€ con desayuno incluido, casi siempre tipo buffet al estilo americano, huevos revueltos, fritanga y poco dulce. Los transportes si son algo carillos, aunque teniendo en cuenta las distancias a recorrer y la disponibilidad, no sale tan caro...

Hicimos algo el canelo no comprando la tarjeta de abono metro de tokyo para sobre todo no tener que andar comprando billetes en cada estacion.

La comida tambien muy economica y tengo claro que sushi como el de alli no lo voy a comer mas en la vida. Cada plato era una sorpresa constante, contando con la barrera idiomatica nunca sabias lo que iba a tocar comer. Asi esperabamos chocolate y comiamos pasta de judias rojas, por ejemplo. O el sushi venia cargado de wasabi que picaba como los demonios. Los Okonomiyakis fueron el gran descubrimiento y la falta de dulce provocó que a la segunda semana ya anduvieramos hipoglucémicos del todo soñando con azucares en vena. Aunque seguro que nuestro cuerpo nos lo agradeció.

El pescado muy rico, la carne exceptuando la de Hida, que bien merece la pena un viaje, era una miseria. A veces no era capaz de distinguir si era pollo, ternera, o atún cuando era comida rápida. Al final, las cadenas de comida rápida nos parecieron una ruina, las mayores sorpresas y gustos nos las llevamos en los restaurantes anónimos, esos que se sostienen dia a dia por meritos propios. Especialmente el Tempura Bar y la marisqueria de la calle peatonal de al lado del hotel en Kanda. Aunque ejemplos como estos podriamos extenderlos a todos los restaurantes visitados.

Economicamente no es un destino tan barato como otros pero dista mucho de ser caro, la comida es economica y los hoteles a precio similar a los de aqui. El transporte si resulta mas caro pero calculando bien y con el JrPass y las aerolineas Low Cost se puede hacer a unas cantidades razonables. Por nuestos calculos salen para 3 semanas completas casi unos 2000€ por cabeza desde que salimos por la puerta de casa hasta que volvimos. Ahi se incluyen todo, billetes de avión, bus, y extras como el casco de moto y la cantidad de recuerdos que compramos...

En este viaje no hemos sido afortunados con la metereologia, el verano se retrasó y final de la temporada de tifones se plantó en lo que debería ser un otoño suave.

Por ello no pudimos disfrutar de los colores del otoño y nos tuvimos que comer 3 tifones y tambien un terremoto, todo hay que decirlo, aunque no nos dieramos cuenta por estar durmiendo.

El tema de Fukushima alli parece que no existe, ni se dice ni se comenta ni notamos nada, pero es el problema de la radiacion, a unos años veremos que pasa.

La gente es educada, silenciosa, seria y casi distante. Aun asi, realmente no hemos sentido incomodidad ni por supuesto inseguridad, creo que como destino es con diferencia el mas seguro de todos los que he pisado en toda mi vida. Nunca me iria a vivir a este pais ni mucho menos trabajar alli, a la hora de ir a cama seguiamos viendo gente en las oficinas trabajando pero como pais para visitar posiblemente sea junto con Nepal y Turquia uno de los que mas me han satisfecho.





software moviles